
Está muy relacionada con la forma de representar en los relieves. Tiene una finalidad religiosa y ornamental, cubriendo todos los muros de los monumentos. Es a partir de la II Dinastía cuando la pintura adquiere personalidad propia.
La composición se sitúa en franjas o registros, aunque también se puede llenar todo el muro con una representación. Las figuras suelen representarse de perfil, al igual que en el relieve, y con el cuerpo de frente, lo que veremos también el las representaciones del arte mesopotámico. Se trata de cubrir completamente los muros de decoración.

Por lo general hablamos de pintura mural, es decir, al fresco, con la preparación previa de la pared en la que se va a trabajar con la pintura. Es lo que se llama "Enfoscado y enlucido", cubriendo el muro con una capa de arena y yeso húmedos para que absorba la pintura, esta capa de enfoscado se alisa o enluce para que la pintura que se aplica a continuación quede uniforme.
Si la pintura se mezcla con agua se denomina “buen fresco”, ya que la pared seca absorbe la pintura.
A veces se utiliza clara de huevo, goma o cola en lugar de agua, que se denomina "fresco seco", que mantiene con mayor firmeza la pintura en el muro.
Es un tipo de pintura lineal, con una línea oscura que bordea todas las figuras, sin buscar volumen en la imagen, así como tampoco busca profundidad, con figuras en diferentes planos, aquí hay un plano único. El color es plano, sin dar tonalidades, y rellenando las líneas de contorno, sin claro-oscuro.
Hay también pintura sobre papiro, sobre todo de temática religiosa, como el "Libro de los Muertos".

La temática puede ser religiosa, sobre todo en el caso de las tumbas con las representaciones de "El Libro de los Muertos", pero también hay escenas cotidianas, de cosecha, de trabajo, pesca, caza, bailes, etc.
